Hoy en una sonrisa me he perdido,
en una sonrisa mi alma se ha convertido en volutas de humo,
en oleada ysin forma, se afanan en rodear su figura.
El caos enaltecido y enfrentado, como siempre, al orden,
se perfila percutiendo una y otra vez, golpe, golpe, golpe,
latidos incesantes, golpe, golpe, golpe.
domingo, 22 de marzo de 2009
martes, 17 de marzo de 2009
Lágrimas de oscuridad
Gotean sobre el marmol, pálpitos de nube sobre un mar de reflejos de cristal.
Eléctrico entre cables de seda, marioneta de hilos tirantes.
Murmullos a ritmo de parpadeo.
Súbito arrebato, lágrima inesperada,
gemido cautivo, paladar insaciable.
Amanecer de dientes afilados, súbito indiferente, terciopelo arañado.
Pregúntale a tu sombra donde está el norte, no la mires, solo se presenta entre luces incandescentes, muda contesta entre aspavientos.
Fluye.
Fluye y gotea.
Eléctrico entre cables de seda, marioneta de hilos tirantes.
Murmullos a ritmo de parpadeo.
Súbito arrebato, lágrima inesperada,
gemido cautivo, paladar insaciable.
Amanecer de dientes afilados, súbito indiferente, terciopelo arañado.
Pregúntale a tu sombra donde está el norte, no la mires, solo se presenta entre luces incandescentes, muda contesta entre aspavientos.
Fluye.
Fluye y gotea.
domingo, 15 de marzo de 2009
Brillo y noche
Noche tras noche se acercaba, como siempre, al baúl.
A veces aferrando los dedos a la tapa y tirando fuertemente de ella, a veces rozando el borde de la tapa y buscando hendiduras en ella por donde abrirla.
Noche tras noche, el brillo al levantar un poco la tapa inundaba la estancia, y el sonido volvía a resonar de nuevo.
Noche tras noche, con los dedos, solo conseguía levantar un poco la tapa.
domingo, 8 de marzo de 2009
Sensaciones
Cada vez que empezaba a abrir el baúl,
escuchaba el sonido de una cascada.
Cerraba los ojos y el sonido le transportaba lejos, muy lejos.
Al rato, perdía todo interés por abrir completamente el baúl,
en parte por miedo a dejar de oir el sonido de la cascada.
escuchaba el sonido de una cascada.
Cerraba los ojos y el sonido le transportaba lejos, muy lejos.
Al rato, perdía todo interés por abrir completamente el baúl,
en parte por miedo a dejar de oir el sonido de la cascada.
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