sábado, 19 de diciembre de 2009

Desde el polvo

Entre la oscuridad de los recuerdos se desvanece una idea.Sutil como la indecencia de una media un poco retorcida, palpita en murmullos que se arrastran como lacerados penitentes en una procesión sin destino.

Un nombre, nombre de mujer. Un olor y un sabor.

Comedia de pensamientos, acercando hilos que se convierten en cuerdas.

La neblinosa forma se concreta, se perfila en la oscuridad, brillando con luz propia.

Manos abiertas, con dedos delicados.

Sublime la llama se estira elegante.

Pies desnudos, grilletes luminosos.

Resuena el cascabel y de nuevo, una idea.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Oscuro profundo

Cálido aliento, surge de las entrañas, se mezcla con el deseo, y fluye en la sinrazón de pensamientos oscuros.

Se desliza como una nube neblinosa, rellenando poros abiertos.
No hay principio, no hay final.

Segmentos paralelos que no parecen tocarse, y sin embargo danzan juntos.

Luz en la oscuridad. Palpita. Única.
Reprime los impulsos, marcas de uñas en las palmas, nudillos blancos.


Sueño.

Respira.
Relaja.


En vida de momentos, de resquicios en la ventana, de miradas furtivas.

Rechina.

Despierta.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ruidos

En el silencio escuché un ruido sordo. En el silencio se movían las sombras, sombras de paredes infinitas que se confunden con el techo.

No hay puertas, no hay salida, no hay entradas, no hay nada, y sin embargo, escuché un ruido sordo.

Miro hacia todos lados, primero despacio, luego cada vez más deprisa, dando vueltas sobre mi mismo.

Noto el sudor frío apareciendo en mi frente, el sudor también en mi espalda.

No puedo permitir el pánico acercarse a mi, no puedo permitirme ese lujo, no puedo correr, no tiene sentido hacerlo.

El corazón se me dispara, control, el control es mío, no debe ir tan deprisa.

No me hace caso.

Lo noto presionando mi sién mientras palpita sin parar.

No puedo quedarme quieto, busco con mis dedos las paredes, estiro los brazos, no llego, doy un paso, doy otro, otro más. La pared parece alejarse, pero debería estar más cerca.

¡Por fin! Noto algo duro, frio, metálico.

Nunca me alegró tanto sentir ese frío. Me pego con todas mis fuerzas, y siento el pulso bajar levemente.

De repente....

otro ruido

Todo va a volver a empezar, lo se, pero tengo mi espalda contra la pared, casi me da la mano, pero me siento seguro, ahora estoy bien.

sábado, 17 de octubre de 2009

Polvo

El camino se retorcía para alcanza la cúspide. En cada paso se puede hacer una parada para hacer un descanso.

El asfalto no tiene lugar aqui, no puede mancillar el terreno. En su lugar, una fina capa de polvo marrón, disperso, cubriendo sin desvirtuar, lo justo para indicar por donde seguir, proponiendo un destino.

De repente la luz se oculta, y del cielo llega una lengua de fuego, recorre el camino despacio, pero es tan ardiente como la pólvora.

El camino cambia su color, se oscurece, se vuelve de un marrón oscuro tendente al negro, el polvo desaparece, tiñendo todo de intensidad.

Donde acaba, donde empieza, todo empezó en la noche, todo se mueve en ella.

Lengua de fuego.



Arde.

sábado, 3 de octubre de 2009

En el bosque

Corriendo entre la oscuridad, no hay corteza que no parezca afilada, no hay lugar para el descanso, no hay sombra que no aceche.

Sientes los ojos pegados en ti, te hacen estremecer y te hacen respirar con dificultad.

En un momento, ya no estás.

Al siguiente un nuevo grito brota de tu garganta, sin sonido, seco, que hace palidecer tu tez, e inyecta el rojo en los ojos.

El miedo da paso a la ira, ya no hay enemigo invencible.

El color y la vida son tuyos, las heridas no duelen, los dientes rechinan.

De nuevo amanece.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Conversaciones desde dentro

Regurgita las palabras, en espasmos de cristal,
dejan heridas, se quedan hincados en la carne.

Sensación de vísceras hinchadas,
entrañas que se rasgan sin gemir,
olor intenso que escapa a la conciencia.

Las noches de calor invitan a percibir más allá de lo pensado, se agolpan y estallan sobre cuerpos desnudos.

-¿Por que me llamas desde dentro?

-Siempre he estado ahí, pero nunca te llegan mis lamentos.

-Estas a la deriva y las consecuencias de escucharte son siempre inesperadas.

-¿Qué puedes perder? Soy parte de ti.

Silencio, otro silencio que llega en un impulso, que se pega y rebaña los latidos del corazón acrecentando la intensidad.

-No pienso escucharte.

Las últimas palabras resuenan con ecos en paredes de carne y sangre.

No pienso escucharte.

lunes, 27 de julio de 2009

Erase una vez...

Erase una vez...

El lobo, que estaba en una piscina tomando el sol. Lo cierto es que esa piscina es el lugar ideal para coger un buen color, y el lobo estaba disfrutando de una jornada de descanso con sus gafas de sol oscuras y una sonrisa que hacía sobresalir un montón de dientes realmente afilados.

Estaba ensimismado en sus cavilaciones, o tal vez dormido, o quizás al acecho, de un lobo de estas dimensiones nunca se sabe realmente, cuando se le acercó una chica luciendo un bikini de diminutas proporciones, de color rojo y de rayas, aunque desde luego el diseñador tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para dar cabida a más de dos rayas.

La chica lucía una sonrisa de dientes perlados, y brillaban en su piel un montón de gotas de agua. Entre eso, el bikini y sus curvas parecía un anuncio de chicles de los que congelan nada más meterlos en la boca. La chica, sin mostrar el más remoto asomo de timidez, le dijo al lobo.

-Hola lobito, ¿me dejas tu toalla para secarme un poco?, lo cierto es que el agua de la piscina está congelada y con este aire no quiero resfriarme.

El lobo, despacito, movió la lengua entre la ristra de dientes que se perfilaban por su boca, y mirándola dos veces de arriba a abajo, musitó con
calma - Caperucita Roja, apenas he podido distinguir que eras tú, estás cambiada a cuando nos conocimos en el bosque. ¿Acaso no recuerdas el motivo
de que tenga esta cicatriz a lo largo de toda mi tripa?. No se si es prudente que te deje mi toalla, creo que la abuelita mantiene la orden de alejamiento contra mi.

-Lobito, esa cicatriz te da caracter, creo que es momento de olvidar esos detalles y pasar página. Respondió Caperucita mientras movia el pelo descuidadamente pero con la gracia de una diosa, y al mismo tiempo los pequeños movimientos de su cabeza hacían relucir cada uno de los dientes de su sonrisa perfecta como si fueran estrellas en la noche más oscura del año.

-Está bien Caperucita, y sentándose en la hierba le tendió la toalla de Elvis Presley sobre la que estaba tumbado. El tupé de Elvis parecía tener más volumen que nunca, mientras ondeaba con el cálido aire del desierto.

Caperucita se envolvió en la toalla, y su sonrisa por un momento perdió parte de su encanto, aunque rápidamente volvió a aparecer.

-Lobito, esta toalla está empapada. Dijo Caperucita mientras un escalofrío recorría todo su cuerpo, haciendo dar un respingo al final de su espalda, y provocando con ello una sonrisa de Elvis de oreja a oreja.

-Claro Caperucita, no ves que soy un lobo peludo y me he bañado hace un rato, no hay toalla que resista ante esta mata de pelo.

-jijiji sonrió Caperucita, tapándose suavemente la boca con una de sus manos, y de sus mejillas surgieron dos redondos ovalos de color rojo. ¡Esta chica si que sabe como utilizar sus herramientas de seducción!. Al poco añadió - tendré que sentarme a tu lado, para entrar en calor.

El lobo notó erizarse los pelos de su espalda, llevaba todo el verano esperando un momento como este.

Un rato después, cuando Elvis se dió cuenta de que estaba de más y trataba de despegarse de la toalla, el lobo invitó a Caperucita a tomar un Cola Cao, en taza mega grande, espeso y con dos pajitas.

Y este cuento...se ha acabado...

martes, 14 de julio de 2009

Inquieta

Ladra, ladra hasta el amanecer sobre sábanas manchadas.

Retuerce tu cuerpo en incesantes espasmos, apaga la mirada, que se diluya en
el humo. Libido inexplicable.

Traduce las gotas de sudor mientras caen sobre el suelo, crea lagos como
espejos donde se refleja la mirada, la carne y el deseo.

Si, estás ahí, goteando, entre el calor y la mirada inquieta.

Tranquila, se paciente, tu momento está por llegar.

Araña el suelo de madera, sin chirriar, sin dejar huella,
buscando qué hacer con los dedos, que hacer con las manos,
donde apoyar los brazos, como poner los codos.

Asi está bien, sonrie.

domingo, 12 de julio de 2009

Allá donde vayas

Paseo nocturno de sonido lúgubre que guías pasos hacia el vacío, haz que dejen de resonar sobre el empedrado, haz que se detengan bajo una farola de suave luz amarilla. Allá donde la pequeña nube de insectos oscurece el brillo, donde aún es posible ver jirones de una sombra que aguarda en la noche, allá se encuentra tu destino.

Encoge los hombros asustando al frío del alma, la espalda recta, inquietud renovada ante la nueva luz.

Prepara las maletas, comienza de nuevo, circulo sobre circulo, cada vez un poco mayor, experimenta de nuevo, burbujea y conviertete en niebla, densa, que penetra hasta los huesos...

miércoles, 8 de julio de 2009

¿Contradicción?

Descansa sobre los hilos brillantes,
no BUSCARÉ TU SANGRE,
descansa entre luces y sombras,
no SEGUIRÉ TUS PASOS,
descansa con ojos de luna,
no ROBARÉ TU ALMA.

Duerme en murmullos de agua,
no ATARÉ TUS MANOS,
duerme mecida al viento,
no TOMARÉ TU AROMA,
duerme en mis brazos,
no MARCARÉ TU DESTINO.

domingo, 21 de junio de 2009

Sed

¿Como se coge el agua de lluvia que cae?

¿Como se apaga el torrente de gotas que nos empapa?

¿Quién puede beber gota a gota hasta quedarse sin sed?

Calcula sin esperanza, redime tu agitación.

Florecen los poros de la piel.

Mojados, mojados...mojada.

jueves, 11 de junio de 2009

Nacimiento


-No encuentro las cosas, dijo Lorbix haciendo aspavientos con las manos.
-Dichosos guardias, siempre rebuscando en nuestra madriguera, concluyó ORbix.
-Dejad todo eso y venir aqui, no disfrutaremos mucho de esta pequeña, tenemos que ser rápidos. DOrbix miraba la tela y la forma que se agitaba en su interior.

Ojos brillando de nuevo, lenguas viciosas y regusto de sangre. Olor intenso por llegar, lúgubre estancia llena de susurros y agonía.

-Tenemos que traerla de nuevo, necesitará una educación especial. El tono ironico de DOrbix hizo reir a los otros dos duendes, y si hubiera quedado algún atisbo de bondad en sus pequeñas caras, sin duda podría darse por desaparecido.

Al colocar la tela en la mesa, esta se movió un poco, la madera quejosa perdió su tonalidad, envuelta en el negro brillante de ligeros movimientos.

Se situaron los tres rodeando la mesa, justo tras haber colocado un cirio encendido pegado a la mesa, alto y de un brillo intenso, de llama bailarina a pesar de la espesa quietud del aire de la sala.

Poco a poco, de forma cuidadosa, las pequeñas manos se dedicaron a abrir un pequeño agujero en la tela, iluminándolo con la luz del cirio, llenando de luz la oscuridad. La reacción de la sombra en la tela primero fue de miedo, ondas alejándose de la luz, encogiendose, susurrando compasión en forma de negro azabache, color para una música sin sonido.

El tiempo se detuvo, las horas parecían no pasar en los gestos de los duendes, uno a uno de mirada impertérrita, concentrados, atentos a cualquier cambio, preparados para cerrar el agujero en caso de cambios inesperados.

Tras un par de latidos de los gélidos corazones de los duendes, o tal vez fueron varios días, la sombra cedió, se acercó poco a poco a la luz, y con el brillo se empezaron a experimentar cambios, al principio poco notables, pero con el paso de los minutos la tela empezó a crecer, a crecer tomando forma, forma de cuerpo humano, forma de mujer.

Los duendes comenzaron entonces a entonar un murmullo, un murmullo que resonaba por toda la estancia, por cada rincón de las antiguas piedras.

Junto con el murmullo volvieron a moverse, abriendo un poco más cada vez la tela de araña, ofreciendo la oscuridad a la luz, oscuridad que se iba difuminando en un color rosaceo de piel, suave y tersa, aterciopelada.

Cuando apenas quedaba oscuridad por descubrir, los movimientos inquietos de la nueva figura se calmaron, y ante la mirada de los duendes, unos ojos oscuros levantaron la mirada fijándose en la luz, ignorando a los duendes, curiosa, despierta por fin.

sábado, 6 de junio de 2009

Captura


Poco a poco, la sombra brillaba más y más, negro azabache sobre el negro, negro brillante rodeado de la brillante luz negra de las velas.

Sombras entre sombras.

Seis pequeñas manchas blancas destacan en la cada vez más intensa oscuridad, también brillan, de las recortadas siluetas verdes, solo se pueden ver ojos pequeños, sin parpadeos, mirada aguda de cazador, todos los sentidos en su presa, esperando el instante justo.

Está cerca.

Manos menudas pero resueltas sujetan los hilos de la trampa, los segundos se convierten en eternos, una agonía atenaza cada músculo, el momento, el momento...

Un tirón, de un solo tirón se despliega la red de araña, y cuando parece que va quedar estirada en el suelo, va adquiriendo una forma. El brillo negro se empieza a mover con velocidad, pegado a la tela, sin poder despegarse.

Con la rapidez de un experimentado marionetista, con movimientos de brazos y manos la red empezó a dar vueltas sobre si misma, envolviendo más y más a la forma brillante, más y más negra, intentando en espasmos liberarse de un cautiverio desconocido.

El brillo de los seis ojos competía ahora con las sonrisas de satisfacción de los tres duendes. LOrbix había conseguido enrollar la tela sobre la forma negra, y esta cada vez se movía un poco menos, pasando de la angustia, a la desesperación hasta asumir la nueva situación y poco a poco, a la tranquilidad del que sabe que su fin está cerca.

Nada más lejos de la realidad.

Nada se sobreponía al silencio. Los duendes no hablaban entre ellos, cada uno parecía sumido en sus propios pensamientos, pero sonreían, de forma maléfica, una sonrisa que encogería el corazón del más valiente de los guerreros.

Con medida parsimonia, los tres duendes apagaron las velas, las recogieron, y salieron de la estancia cargando con el regalo de su Señor, pero esto solo era el primer paso hasta su entrega a El.

Entre pasillos angostos, en lo más profundo del castillo, los duendes se perdieron de vista. Ante de desaparecer, DOrbix tan solo le dijo unas palabras a un guardia - La tenemos, pronto volvereis a saber de nosotros.

lunes, 1 de junio de 2009

Cacería

No es preciso que os recuerde lo complicado que es cazar en las sombras. Un cazador sin experiencia lo más probable es que sea engullido por alguna de ellas y pase a formar parte de la sombra de algún ser, grande o pequeño, animal, objeto o planta, convertido en una difuminada mancha gris, ocultándose de toda fuente de luz. En caso de tener suerte estará en alguna cueva o lugar sin luz, pero si por desgracia pasa a pertenecer a la sombra de algún ser de la superficie, quedará condenado al suplicio de las estrecheces de las horas de sol más intenso, antes de disfrutar del alivio de la noche. Extraña vida la de las sombras, pero eso, es otra historia.

El duende más anciano, conocedor de los secretos de las sombras, y amigo de seres del inframundo, se encargó de liderar la cacería.

El primer paso, conseguir todos los materiales necesarios para su captura. Pequeñas velas de luz negra para atraerla hasta la trampa, el collar y el cascabel para marcarla, la tela de araña viscosa para retenerla, y para su propia defensa, tapones de oidos hechos con hebras de cuerdas vocales de ángel para evitar ser engullidos por la oscuridad. Ya se preocuparían más adelante, una vez capturada de como traerla de nuevo a la luz. Eso y prepararla para El son sin duda tareas más gratificantes y un gran placer para unos duendes diabólicos que llevaban tanto tiempo encerrados.

DOrbix, Lorbix y ORbix eran los nombres de los duendes. Por separado podrían parecer pequeños divertidos y juguetones, pero juntos eran realmente temibles. Su dedicación en las tareas encomendadas, su pérfido sentido del deber y las pocas pero recordadas veces que habían sido llamados, les habían labrado una reputación envidiable entre los seres más ávidos de maldad.

Tres semanas les costó reunir todos los elementos, y una semana más eligiendo la sombra adecuada, en la que el brillo era más notable y constante. Parecía como si la sombra tuviera aprecio por ese lugar, un pequeño rincón en una de las salas del castillo, una zona cálida, cercana a una de las innumerables chimeneas.

Finalmente prepararon todo, nueve velas en un pequeño pentágono, cinco, una en cada arista, y cuatro más haciendo un cuadrado dentro del pentágono. La telaraña, entre dos de las velas interiores, con finos hilos para poder tirar de ella, arrastrándola sobre el suelo.

DOrbix se encargó de repartir los tapones para los oidos, a partir de ese momento, solo podían comunicarse por gestos, mil y una veces entrenados, medidos y controlados. De todas formas, no necesitaban escucharse, sus mentes al igual que su maldad innata, estaban unida y trabajaban como una sola. Tras repartirlos, se quedó de pie, con las manos en la espalda, esperando.

Lorbix se encargó de encender las velas del pentágono y tras eso, se situó a cargo de los hilos que sujetaban la tela, en cuclillas y completamente concentrado. En la sombra, interior, se empezaba a percibir un brillo insual, ahí estaba su víctima, acudiendo a su última cita en las sombras.

ORbix se encargó de encender las cuatro velas interiores, y como DOrbix, se retiró a una posición más retrasada.

La oscuridad de las velas negras comenzó a llenar la estancia, apenas dejando ver el brillo amarillo de los ojos de los duendes.

Todo estaba a punto, y ella, se acercaba cada vez más...

sábado, 30 de mayo de 2009

Sombras luminosas




-¡Trae a los duendes!, algo se está preparando, y esas pequeñas ratas pueden olisquear más allá, seguro que saben interpretar mucho mejor que yo las señales que nos traen las sombras.

Al poco rato, tras un sonido de pasos en el pasillo, se abre de nuevo la puerta de la sala, y tres pequeñas formas entran refunfuñando, empujándose unos a otros. Sucios y malencarados, ya hace mucho tiempo que entraron al servicio del Señor, que los mantiene recluidos en una de las salas más profundas del castillo.

Con una mirada del Señor, la estancia se llena de silencio, los duendes, callan sus malos modos, pero siguen inquietos.

-Pequeños perros de presa, dejar de mirar todo con ojos desesperados y concentraros en lo que os digo. Tendréis vuestra recompensa si conseguís decirme que significan esas ondas, esos brillos, esa oscuridad desconocida al fijar la mirada en las sombras.

Los duendes de nuevo murmuran en voz baja, el brillo de sus ojos contrastando con lo andrajoso de sus atuendos, como diamantes pulidos reflejando el sol. Y tras las deliberacion, sonido de pies arrastrándose hacia un ventanal. Un ventanal cerrado con cortinas de terciopelo, en la parte más ámplia de la sala. Y allí, donde el brillo de las velas termina, las sombras campan a sus anchas, a plena luz del día.

En la oscuridad, algo más oscuro, ominoso, brillante, inquietante.

Tres pequeñas formas se aprietan unas con otras al verlo, funcionando como uno solo
ante la nueva amenaza.

-Es ella, se oye levemente.

-No, no es, es demasiado fuerte, comenta otro de ellos.

-Si, ha vuelto, no hay duda, ha vuelto.

Como si fuera uno solo, los tres duendes se arrodillan al unísono .

-Señor, ella ha vuelto, ¡con más energía que nunca! grita el más anciano de los tres.

Una sonrisa brota en El, y tras paladear cada palabra, lanza una nueva orden.

-Traedla a mi, prepararla antes, pequeños demonios, encargaros de todo.

Con una mezcla de miedo y deseo, los tres duendes partieron a cumplir las órdenes de su amo.

martes, 26 de mayo de 2009

Victoria en negro




La noche ya se va plegando sobre si misma, encogiendose para dar paso al día.

El día fluye codiciando la noche.

La envidia entre ambos se reduce a luchas constantes.

La victoria nunca se decanta hacia un lado o al otro,
caprichosa les deja seguir luchando día a día, noche a noche.

Amanecen nubes oscuras, anochece con el brillo de las estrellas.

Susurrando en el viento las estrellas acechan para tomar el mando,
pero una de ellas, pequeña se lo impide, su brillo cercano aleja el tililar nocturno.

Duendes y hadas ríen increpando a uno y otra indistintamente. Inestables en su divertimento se conjuran para que la lucha sea más espectacular.

Sube, baja, mueve mareas, provoca tornados, nada queda estable durante la lucha, todo sufre cambios, todo se llena de heridas, inclinando la rodilla ante los grandes señores que todo lo gobiernan.

Fe en la luz, fe en la oscuridad.

Acata y sigue. Manda y sigue.

Polvo neblinoso se mueve sin control y de repente, ya no están, las estrellas han sucumbido, el caos reina, un nuevo orden oscuro se abre paso, ominoso, ceremonioso, de cánticos apagados y rodillas dobladas.

Cuerpos entregados a la lujuria, cuervos sonrientes revolotean y se jactan, brota la lluvia, pero moja sin ganas, apartándose de las plumas negras, violentando despojos, diluyendo la sangre, rellenando la última de las sendas que van hacia la luz, difuminando el camino, y deshaciendose en torrentes.

Negro.

jueves, 14 de mayo de 2009

Chilla Despierta

Ladrido del destino que despierta los sentidos,
la sombra de las piedras se mueve con el viento.

No aguanta de pie, sobre las piedras pulidas, con el llanto del mármol.
seda burbujeando como una bandera sin dueño.

Ten fe, ten confianza, tu camino está delante.

Las uñas apenas aguantan en los dedos, clavadas,
doblándose y sangrando.

CHILLA

No se oye, no contesta, el vacío acompaña las ondas.

Restalla y desgarra.

Conmueve, sangra más. Llora, gime, luego rie.

Siente brotar el río, siente el fluir espeso,los sentidos alerta,
despierta, calla,contrae los músculos y, al fin,

DESPIERTA

viernes, 8 de mayo de 2009

Extasis y paz


Angosto pasadizo
húmedo refugio
cálida llamada

Frenesí enganchado

Vagón de ida y vuelta

Delira y despierta
insonoro en el murmullo
languidece feliz

martes, 21 de abril de 2009

fea

Desciende a los infiernos, aún no lo has asumido,crees sin creer, piensas sin pensar.

Te acercas al correr, y huyes del abismo al sentir.

Prende la llama sobre las sábanas, mancha de sed y nostalgia.

Momentos perdidos en los momentos robados, deshilachada.
fea, íntima seda negra sobre lágrimas de sal.

Perla del tiempo rodando sin parar, los surcos de la arena son noches de cristal.
Sábanas blancas, reloj de arena, minutos, segundos.

tic tac tic tac

fea

domingo, 19 de abril de 2009

Vacío

Sobre la carne prevalece la marca, el estigma, la obsesión, pura y obscena.


En su rincón se desgranan los minutos, y los restos de los gemidos resuenan sin parar.


Pálida piel, bruñida por el roce del acero, brillante junto al sudor.


Sal de la estancia y cubrete, el frío arrecia.

domingo, 22 de marzo de 2009

Latido

Hoy en una sonrisa me he perdido,
en una sonrisa mi alma se ha convertido en volutas de humo,
en oleada ysin forma, se afanan en rodear su figura.

El caos enaltecido y enfrentado, como siempre, al orden,
se perfila percutiendo una y otra vez, golpe, golpe, golpe,
latidos incesantes, golpe, golpe, golpe.

martes, 17 de marzo de 2009

Lágrimas de oscuridad

Gotean sobre el marmol, pálpitos de nube sobre un mar de reflejos de cristal.
Eléctrico entre cables de seda, marioneta de hilos tirantes.

Murmullos a ritmo de parpadeo.

Súbito arrebato, lágrima inesperada,
gemido cautivo, paladar insaciable.

Amanecer de dientes afilados, súbito indiferente, terciopelo arañado.

Pregúntale a tu sombra donde está el norte, no la mires, solo se presenta entre luces incandescentes, muda contesta entre aspavientos.

Fluye.

Fluye y gotea.

domingo, 15 de marzo de 2009

Brillo y noche

Noche tras noche se acercaba, como siempre, al baúl.


A veces aferrando los dedos a la tapa y tirando fuertemente de ella, a veces rozando el borde de la tapa y buscando hendiduras en ella por donde abrirla.


Noche tras noche, el brillo al levantar un poco la tapa inundaba la estancia, y el sonido volvía a resonar de nuevo.


Noche tras noche, con los dedos, solo conseguía levantar un poco la tapa.



domingo, 8 de marzo de 2009

Sensaciones

Cada vez que empezaba a abrir el baúl,
escuchaba el sonido de una cascada.

Cerraba los ojos y el sonido le transportaba lejos, muy lejos.

Al rato, perdía todo interés por abrir completamente el baúl,
en parte por miedo a dejar de oir el sonido de la cascada.