jueves, 13 de junio de 2013

Tras la valla...un salto

¿Os acordáis de los paseos? tras los paseos, llegó un día más, o tal vez un día menos, no, simplemente llegó el día.

Como siempre, iba caminando perdido entre los rincones de mi cabeza, que a veces se llenan de susurros y otras tan solo encierran un vacío desesperante, inacabable, oscuro, negro...o blanco intenso.

Una pelota de tenis, verde, usada, gastada y lenta, lenta, extremadamente lenta en cada uno de sus pequeños botes, pasó frente a mi. Un bote, dos, tres, y mi mirada ya la perseguía como un animal hipnotizado ante un bocado que no se puede rechazar.

Al final del cuarto bote...ya no estaba, había desaparecido tras la valla.

Al siguiente instante, un niño con ojos llorosos miraba alternativamente, primero el lugar por el que había desaparecido la pelota y un poco después, me miraba a mi, como si estuviera esperando a un caballero entretejido con su armadura y cabalgando cual alma llevada por el diablo camino de su destino en una lucha con dragones.

Y yo, sin comerlo ni beberlo, me había parado, y como imitando al niño, le miraba alternando su mirada con una ojeada a la valla.

Mis piernas, se movieron solas, y tras asomarme a la valla, vi que la pelota se había quedado parada un par de metros más allá.

Imposible alcanzarla estirando el brazo, también imposible evitar oir un suspiro cargado de interrogaciones y una de esas dulces sonrisas que convierten a los demonios en mucho más que eso, en marionetistas con pequeños hilos invisibles que manejan el mundo a su antojo.

Un pequeño giro hacia mi camino y de repente....

-Seeeeeeñooooooooor...¿podría cogerme la pelotitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa?...

Un golpe bajo, no por esperado menos incómodo...

Una mirada cargada de noes y prisa envuelta en un segundo paso...cortada por un...

-¿por favorrrrrrrrrrrr?, yo no lleeeeeeego y mi mamaaaaaa se enfadará si la pierdooooooo.....

En el fondo...tampoco me costaba tanto pasar la valla y coger la pelota al niño, así que....eso hice....

1 comentario:

  1. En mi ausencia me perdí la historia, sencilla y corta, siempre sabe a poco. Besos.

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