martes, 14 de julio de 2009

Inquieta

Ladra, ladra hasta el amanecer sobre sábanas manchadas.

Retuerce tu cuerpo en incesantes espasmos, apaga la mirada, que se diluya en
el humo. Libido inexplicable.

Traduce las gotas de sudor mientras caen sobre el suelo, crea lagos como
espejos donde se refleja la mirada, la carne y el deseo.

Si, estás ahí, goteando, entre el calor y la mirada inquieta.

Tranquila, se paciente, tu momento está por llegar.

Araña el suelo de madera, sin chirriar, sin dejar huella,
buscando qué hacer con los dedos, que hacer con las manos,
donde apoyar los brazos, como poner los codos.

Asi está bien, sonrie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario